Virginia Woolf, nacida el 25 de enero de 1882 como Adeline Virginia Stephen, fue una autora, feminista, ensayista, editora y crítica inglesa, considerada como una de las más destacadas modernistas del siglo XX junto con T. S. Eliot, Ezra Pound, James Joyce y Gertrude Stein. Se crió en un hogar notable: su padre, Sir Leslie Stephen, era historiador y autor, así como una de las figuras más prominentes de la edad de oro del alpinismo; la madre, Julia Prinsep Stephen, de reconocida belleza, había nacido en la India y más tarde sirvió de modelo para varios pintores prerrafaelitas. Ya que sus padres se habían casado y enviudado antes de conocerse, Woolf tenía un total de siete hermanos, y todos vivían bajo un mismo techo en el 22 de Hyde Park Gate, Kensington.
De joven, Virginia era curiosa, alegre y juguetona. Comenzó un periódico familiar, el Hyde Park Gate News, para documentar las anécdotas humorísticas de su familia. Pero sus recuerdos de infancia más vívidos no eran de Londres sino de St. Ives en Cornwall, una ciudad costera en el extremo suroeste de Inglaterra, donde la familia pasó todos los veranos hasta 1895. La casa de verano de los Stephens, Talland House, que todavía se mantiene en pie hoy en día, tiene vistas a la dramática bahía de Porthminster y al Faro de Godrevy, que inspiró sus escritos. En sus memorias posteriores, Woolf recordaba a St. Ives con gran cariño. De hecho, incorporó escenas de esos primeros veranos en su novela modernista, Al faro (1927).
Sin embargo, los primeros traumas oscurecieron su infancia, incluyendo el abuso sexual de sus medio hermanos George y Gerald Duckworth, sobre el que escribió en sus ensayos A Sketch of the Past y 22 Hyde Park Gate. En 1895, a la edad de 13 años, también tuvo que hacer frente a la muerte repentina de su madre por fiebre reumática, lo que la llevó a su primer colapso mental, y a la pérdida de su media hermana Stella, que se había convertido en la cabeza de familia, dos años más tarde. Pero fue la muerte de su padre en 1904 la que provocó su colapso más alarmante, al punto que tuvo que ser institucionalizada durante un breve tiempo. Mientras lidiaba con sus pérdidas personales, Woolf continuó sus estudios de alemán, griego y latín en el King’s College de Londres. En 1905, comenzó a escribir profesionalmente como colaboradora del suplemento literario de The Times y esta danza entre la expresión literaria y la desolación personal continuaría toda su vida.
Tras la muerte de su padre, la hermana de Virginia, Vanessa, y su hermano Adrian vendieron la casa familiar en Hyde Park Gate, y compraron una casa en el área de Bloomsbury en Londres. Durante este período, Woolf conoció a varios miembros del Bloomsbury Group, un círculo de intelectuales y artistas que incluía al crítico de arte Clive Bell, el novelista E.M. Forster, el pintor Duncan Grant, el biógrafo Lytton Strachey, el economista John Maynard Keynes y el ensayista Leonard Woolf, entre otros. El grupo se hizo famoso en 1910 por el “Dreadnought Hoax”, una broma práctica en la que los miembros del grupo se disfrazaron como una delegación de la realeza etíope, incluyendo a Virginia, disfrazada como un barbudo, y lograron persuadir a la Marina Real Inglesa para que les mostrara su buque de guerra, el HMS Dreadnought. Después del escandaloso acto, Leonard Woolf y Virginia se acercaron más, y finalmente se casaron el 10 de agosto de 1912, y a pesar de su bajo estatus social (Woolf se refirió a Leonard durante su compromiso como un “judío sin dinero”) la pareja compartió un estrecho vínculo. Los dos vivieron un amor apasionado el uno por el otro hasta el último de sus días.
Varios años antes de casarse con Leonard, Virginia había empezado a trabajar en su primera novela. El título original era Melimbrosía. Después de nueve años e innumerables borradores, se publicó en 1915 como Fin de viaje (The voyage out). Woolf utilizó el libro para experimentar con varias herramientas literarias, incluyendo perspectivas narrativas convincentes e inusuales, estados de sueño y prosa de libre asociación. Dos años más tarde, los Woolf compraron una imprenta usada y establecieron Hogarth Press, su propia editorial operada desde su casa, Hogarth House. Virginia y Leonard publicaron algunos de sus escritos, así como la obra de Sigmund Freud, Katharine Mansfield y T.S. Eliot.
Las obras más famosas de Virginia incluyen, entre otras, las novelas La señora Dalloway (1925), Al faro (1927), Orlando (1928), y el ensayo Una habitación propia (1929) que incluye su famoso dictado, “Una mujer debe tener dinero y una habitación propia si va a escribir ficción”. En algunas de sus novelas se aleja del uso de la trama y la estructura para emplear la corriente de conciencia para enfatizar los aspectos psicológicos de sus personajes, como ocurre en Flush, la historia que se acaba de editar.
Después de completar el manuscrito de su última novela (publicada póstumamente), Entre actos, Woolf cayó en una depresión similar a la que ella había experimentado anteriormente. El 28 de marzo de 1941, Woolf se puso su abrigo, llenó sus bolsillos con piedras, entró en el río Ouse cerca de su casa y se ahogó. El cuerpo de Woolf no fue encontrado hasta el 18 de abril de 1941. Su marido enterró sus restos cremados bajo un olmo en el jardín de la Casa del Monje, su casa en Rodmell, Sussex.
Y justo a su marido, el amor de su vida, Virginia dedicó sus últimas palabras escritas: “Siento que voy a enloquecer de nuevo. Creo que no podemos pasar otra vez por una de esas épocas terribles. Y no puedo recuperarme esta vez. Comienzo a oír voces, y no puedo concentrarme. Así que hago lo que me parece lo mejor que puedo hacer. Tú me has dado la máxima felicidad posible. Has sido en todos los sentidos todo lo que cualquiera podría ser. Creo que dos personas no pueden ser más felices hasta que vino esta terrible enfermedad. No puedo luchar más. Sé que estoy arruinando tu vida, que sin mí tú podrás trabajar. Lo harás, lo sé. Ya ves que no puedo ni siquiera escribir esto adecuadamente. No puedo leer. Lo que quiero decir es que debo toda la felicidad de mi vida a ti. Has sido totalmente paciente conmigo e increíblemente bueno. Quiero decirlo —todo el mundo lo sabe. Si alguien podía haberme salvado habrías sido tú. Todo lo he perdido excepto la certeza de tu bondad. No puedo seguir arruinando tu vida durante más tiempo. No creo que dos personas pudieran ser más felices de lo que hemos sido tú y yo”. V.

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