Oscar Fingal O’ Flahertie Wills Wilde nació en Dublín el 16 de octubre de 1854. El futuro escritor, tras frecuentar el prestigioso Trinity College de Dublín y el Magdalen College, pronto se hizo popular por su lengua mordaz, sus extravagantes modales y su versátil inteligencia.
En 1879 residió en Londres, donde comenzó a escribir ocasionalmente ensayos periodísticos y a publicar poemas. En 1881 publicó sus Poemas, de los que se hicieron cinco ediciones en un año. Su franqueza, su brillante forma de hablar, su ostentoso estilo de vida y sus extravagantes maneras lo convirtieron en una de las figuras más destacadas de los círculos fascinantes de Londres. Una gira de lectura de un año por Estados Unidos aumentó su fama y le dio la oportunidad de formular mejor su teoría estética, que giraba en torno al concepto de “el arte por el arte”.
En 1884, después de regresar a Londres tras pasar un mes en París, se casó con Constance Lloyd: un matrimonio más de fachada que dictado por el sentimiento. Wilde era, de hecho, homosexual y vivió esta condición con gran incomodidad, especialmente por la sofocante moral victoriana que reinaba en Inglaterra en aquella época. El castillo de naipes erigido por Wilde no pudo durar mucho tiempo y, efectivamente, tras el nacimiento de sus hijos Cyryl y Vyvyan, se separó de su mujer debido al inicio de su primera relación homosexual real.
En 1888 publicó su primera colección de cuentos juveniles, El príncipe feliz y otros relatos, mientras que tres años después apareció su única novela, El retrato de Dorian Gray, una obra maestra que le dio una fama imperecedera y por la que aún hoy es conocido. En 1891 escribió la obra Salomé para la famosa actriz Sarah Bernhardt, que volvió a provocar un gran escándalo. Su vena humorística volvió a explotar con la cautivadora y aquí publicada La importancia de llamarse Ernesto, otro pinchazo en el corazón de la hipocresía moral de la época. Esta obra llegó a ser conocida como un ejemplo perfecto de la “comedia costumbrista”, gracias a su ilustración de los modales y la moral de la sociedad inglesa. La sociedad victoriana no estaba tan dispuesta a que se burlaran de ella y, sobre todo, a que revelaran sus contradicciones de forma tan descarada y sarcástica, por lo que, a partir de 1885, la fulgurante carrera y la vida privada del escritor quedaron destruidas.
Ya en 1893, su amistad con Lord Alfred Douglas, llamado cariñosamente Bosie, mostró su peligrosidad, causándole muchos problemas y despertando el escándalo a los ojos de la sociedad. Dos años después, Wilde fue juzgado por el delito de sodomía. Tras ingresar en prisión, también fue juzgado por quiebra y sus bienes fueron subastados. La condena fue de dos años de trabajos forzados; durante su estancia en prisión Wilde escribió una de sus obras más conmovedoras, De profundis, una larga carta dirigida al nunca olvidado Bosie. Fue su viejo amigo Ross, el único que le esperaba fuera de la cárcel cuando fue liberado, quien guardó una copia y la hizo publicar, como albacea de su testamento, treinta años después de la muerte de Wilde.
Después de un par de años de desplazamientos con su querido Bosie, Oscar Wilde murió de meningitis el 30 de noviembre de 1900.

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