Rubén Darío, seudónimo de Félix Rubén García Sarmiento, (18 de enero de 1867, Metapa, Nicaragua – 6 de febrero de 1916, León), fue un influyente poeta, periodista y diplomático nicaragüense. Como líder del movimiento literario hispanoamericano conocido como Modernismo, que floreció a finales del siglo XIX, revivió y modernizó la poesía a ambos lados del Atlántico a través de sus experimentos con el ritmo, el metro y la imaginería. Darío desarrolló un estilo poético muy original que fundó una tradición.
Precoz y prolífico, a partir de los 14 años firmó con el nombre de Rubén Darío sus poemas e historias de amor, heroísmo y aventura, que, aunque de forma imitativa, mostraban una imaginación sorprendentemente viva. En 1886 abandonó Nicaragua, iniciando los viajes que continuaron a lo largo de su vida. Se instaló durante un tiempo en Chile, donde en 1888 publicó su primera obra importante, Azul…. Este volumen fue pronto reconocido en Europa y América Latina como el heraldo de una nueva era en la literatura hispanoamericana. Darío se había familiarizado recientemente con la poesía parnasiana francesa, y Azul… representa su intento de aplicar al español los principios de ese movimiento estilístico. En las obras de prosa de este libro se descarta la tradicional estructura de frases españolas largas y gramaticalmente complejas, reemplazándola por un lenguaje simple y directo. Tanto la prosa como la poesía de este volumen se ocupan generalmente de la descripción objetiva, y ambas tratan temas exóticos, principalmente de la mitología clásica, Francia y Asia. En su conjunto, el volumen muestra la preocupación de Darío por “el arte por el arte”, y revela poco interés por la vida cotidiana.
Tras su regreso a Centroamérica en 1889 y dos breves matrimonios (el primero terminado por la muerte de su esposa y el otro por la separación), se marchó para asumir un nombramiento en 1893 como cónsul de Colombia en Buenos Aires, donde se sintió estimulado por el ambiente cosmopolita. Los jóvenes escritores de allí lo aclamaron como su líder, y el movimiento modernista se organizó en torno a él. La siguiente obra significativa de Darío, Prosas profanas y otros poemas (1896), una colección de versos que continuó las innovadoras tendencias estilísticas de Azul… pero trató sus escenas y personajes exóticos de una manera más simbólica que objetiva, ya que estaba influenciado por los poetas simbolistas franceses contemporáneos.
Darío regresó a Europa en 1898 como corresponsal del diario La Nación de Buenos Aires. Con base en París y Mallorca, viajó extensamente por el continente europeo en misiones periodísticas y diplomáticas. Para entonces, los acontecimientos mundiales y su propio avance de edad habían provocado un profundo cambio en su visión de la vida. Se preocupó de manera vital por el mundo fuera del ámbito del arte: la posible amenaza del imperialismo norteamericano tras la derrota de España en 1898, la solidaridad de los pueblos de habla hispana, el futuro de la América española tras el colapso del imperio español en el Nuevo Mundo, y los antiguos problemas de la existencia humana. La colección que generalmente se considera su obra maestra, Cantos de vida y esperanza (1905), refleja estas preocupaciones y es la culminación de su experimentación técnica y su ingenio artístico.
Al estallar la Primera Guerra Mundial en 1914, Darío dejó Europa, físicamente enfermo y al borde de la pobreza. En un intento por aliviar sus dificultades financieras, comenzó una gira de conferencias por América del Norte, pero desarrolló una neumonía en Nueva York y murió poco después de su regreso al país natal.
Además de las tres grandes colecciones sobre las que descansa su mayor fama, Darío escribió aproximadamente 100 cuentos y relatos, varios volúmenes de poesía y crítica literaria penetrante, y los artículos periodísticos que aparecieron en La Nación y en otros lugares.
Desde el punto de vista del ingenio artístico y la perfección técnica, Darío es considerado por muchos como uno de los más grandes poetas de habla hispana. A lo largo de su carrera experimentó audazmente con muchas formas de verso, y probablemente introdujo más innovaciones métricas que cualquier otro poeta en lengua española. La poesía de Darío es destacable por su extraordinaria musicalidad, gracia y sonoridad, y su magistral dominio de la rima y la estructura métrica. Sus primeros poemas anecdóticos y descriptivos tratan lugares lejanos, mitología y otros temas exóticos con un rico lirismo, mientras que los últimos poemas de Cantos de vida y esperanza contienen una pronunciada nota filosófica y exhiben un conmovedor y poderoso sentido del lado trágico de la vida.

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